6 de abril de 2013

Después de todo...


La mirada curva

Nos gustaría creer que, después de todo, todo irá bien… Nos gustaría creer que las cosas empiezan a cambiar, pero no hay día que pase sin que crezca nuestro asombro, nuestra indignación.

Después de quitárnoslo todo, ahora nos quitan el derecho a gritarles a la cara. Se pone fin a los escraches garantizando la protección policial a unos políticos acosados; acosados por el pueblo, por unos ciudadanos que están hartos de vivir con la soga al cuello.

¿Dónde está el acoso? ¿Dónde la amenaza? ¿Dónde la violencia?

El caso Nóos arrebataba esta semana el primer puesto al caso Bárcenas en repercusión mediática. La imputación de la infanta Cristina nos hacía pensar que todos los ciudadanos somos iguales ante la Justicia, pero con una simple llamada de teléfono quedaba todo solucionado. Así limpiamos nuestra imagen.

Pero, ¿cuál es la imagen de un país cuyo presidente que se dirige a su pueblo una rueda de prensa ficticia desde la sede de su partido? Una rueda de prensa sin preguntas, y sobre todo, sin respuestas.

La Ley de Transparencia que ahora propone el gobierno es un mero espejismo, una ilusión vista a través de un televisor de plasma.

La opacidad es su sello. la crisis, nuestra crisis, su negocio, su fuente de beneficios.

Estamos gobernados por un partido que ha hecho de la mentira su estrategia. El anterior lo hizo de la torpeza. Hace tiempo que esto dejó de ser una simple confrontación: la izquierda contra la derecha; o incluso la monarquía frente a la república. Hoy se hace más necesario que nunca reiniciar la democracia, crear las bases de una nueva sociedad.

La verdadera marca España no está en la reunión de Alto Nivel contra el Hambre que esta semana mantuvieron Rajoy y Ban Ki-moon, sino en haber eliminado el 50% de las ayudas al desarrollo. Recortamos en ayudas, pero no en gasto militar. La cooperación internacional se queda en un apretón de manos para una foto…

Sonrían, digan patata, que el mundo se va a acabar…



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