Tras haber
vivido bajo el yugo del nazismo primero y del comunismo checoslovaco después, Heda Margolius Kovály reflexiona sobre la
experiencia de la vida –su vida- en Bajo una estrella cruel (1973). Sus palabras, escritas pensando en los sistemas
comunistas, nos alertan también de la necesidad de ser vigilantes con quienes
nos gobiernan, de cuidar la salud democrática de nuestras instituciones y de
exigir un sistema digno y justo, requisito irreemplazable para poder llevar una
vida digna y justa.
Desde el 4 de marzo, está a la venta, gracias a la labor siempre certera de Libros del Asteroide, Bajo una estrella cruel. Una vida en Praga (1941-1968), un libro de memorias clásico sobre la vida bajo los
totalitarismos del siglo XX que Tony Judt consideraba «unas memorias
incomparables sobre la vida en la Checoslovaquia comunista». Su autora, Heda
Margolius Kovály, checa de origen judío, sobrevivió a los campos de
concentración nazis, donde perdió a toda su familia. Tras la guerra se casó con
Rudolf Margolius, que llegó a ser secretario de Estado del gobierno comunista
checoslovaco y que fue víctima de las purgas estalinistas y condenado a muerte
en el tristemente célebre juicio Slánský. Después de su muerte, su mujer y su
hijo fueron repudiados por el establishment y se vieron obligados a llevar una
vida precaria durante años. En estas memorias extraordinarias encontramos un
testimonio de absoluta vigencia, rico en reflexiones que no deberían caer en
saco roto:
«La verdad, por
sí sola, no prevalece. Cuando se enfrenta al poder, la verdad suele perder.
Únicamente prevalece cuando la gente es lo bastante fuerte como para
defenderla.»
«Para poder
vivir y trabajar en paz, criar hijos y disfrutar de las pequeñas y grandes
alegrías que ofrece la vida, no solo es necesario encontrar la pareja adecuada,
escoger la ocupación adecuada y respetar las leyes del país y de la propia
conciencia sino, sobre todo, debe existir una sólida base social sobre la que
construir dicha vida. Es necesario vivir en un sistema social con cuyos
principios fundamentales uno esté de acuerdo, bajo un gobierno en que se pueda
confiar. No se puede construir una vida privada feliz en una sociedad corrupta,
del mismo modo que no se puede construir una casa sobre el fango. Hay que poner
antes los cimientos.»
(Fuente: editorial)
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