10 de abril de 2014

Recomendación Curva: Rafael Berrio (o la alegría de vivir)

En el programa del pasado sábado 05 de abril, El Maquinista se sacó de la manga uno de esos especiales que él disfruta sobremanera y, por tanto, los seres de orejas inquietas lo gozamos con la misma intensidad. Es lo que tiene el entusiasmo y un medio como Radio Vallekas. Me refiero al especial sobre cantautores. En ese programa se generó un debate interesante sobre algunas cuestiones de índole musical. ¿Existe una escena de cantautor como tal? ¿Qué características debe tener dicha escena? ¿Podemos considerar a(l pesado de) Ismael Serrano a la altura de Nacho Vegas? ¿Debe el cantautor estar tan condicionado por la realidad inmediata y poner así fecha de caducidad a su música?

Por lo general, lo que la masa considera cantautor me aburre hasta límites insospechados. Pero como todo en la vida, suele haber excepciones, excepciones que guardan relación con esos perfiles que suelen habitar en los extremos de la campana de Gauss. Perfiles que quizá precisen de otra nomenclatura. Cohen, Dylan, Simon, por citar algunos, pueden ser considerados cantautores; en nuestra latitud, artistas como Cristina Lliso, Coppini, Nacho Vegas, Quique González, entre otros, deben ser considerados bajo esta definición, nombres que, por otro lado, dignifican el oficio, eso sí, consideración que se aleja del modelo asumido como válido.


Rafael Berrio
Otro nombre propio a añadir a ese conjunto extraño e improvisado es el de Rafael Berrio. Tal como dije durante el pasado programa, deberíamos ponernos de pie cada vez que alguien mencione o escriba el nombre de este donostiarra. El sábado se coló en la playlist, “Las pequeñas cosas”, canción perteneciente a Diarios (Warner, 2013), segundo álbum de estudio que Berrio publica bajo su propia identidad. Rafael Berrio se abre en canal en Diarios, testigo preciso, de respiración profunda y aliento perpetuo, de 1971 (Warner, 2010), álbum que se viste con elegancia nocturna y que pasó desapercibido para los medios generalistas y, por lo tanto, para un mayor número de público. Para ambos trabajos, Berrio ha contado con la producción y arreglos de Joserra Semperena.



En Diarios, las once canciones que componen el tracklist del álbum se articulan en torno a una serie de premisas que conceden a la poética de este trabajo una calidad difícil de encontrar en la escena actual, especialmente, en aquello que guarda relación con el ejercicio de la palabra. Diarios no ofrece un manual de supervivencia para el individuo contemporáneo, no; Diarios ofrece una suerte de cartografía sentimental confeccionada por su autor, once canciones que se debaten entre la belleza, la fragilidad, la literatura, el amor y la experiencia de la vida entendida desde una radical individualidad. Puro arte. Puro Berrio.

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