15 de enero de 2010

El debate sobre la identidad nacional en Francia

(O cómo jugar sin complejos con la Memoria Histórica)

Los problemas de los políticos franceses con su historia y la verdadera cara de su población actual no son problemas de hoy: racismo, discriminaciones, problemáticas de integraciones… Años y años de inacción dejando el asunto de lado. La presidencia de Sarkozy convirtió el tema de la inmigración y de la cara plural de Francia en un problema, al plantearlo en términos negativos durante su campaña electoral, con provocaciones verbales racistas (casi cotidianas y banalizadas en la política francesa de hoy) y la promesa de la creación de un Ministerio de la Identidad Nacional.

Sarkozy cumplió su promesa. Hoy en día el ministerio existe y en noviembre pasado, Eric Besson, ministro de la Identidad Nacional, de la Inmigración y del Desarrollo solidario, anuncia la instauración de un gran debate sobre la identidad nacional, cuyas conclusiones, sin saber muy bien para qué valdrán, serán conocidas el próximo 4 de febrero.

El debate y sus preguntas desencadenaron de manera casi inmediata las pasiones y críticas en Francia. Cuestiones y temas sensibles. Vamos intentar en esta reseña definir un “pourquoi du comment”, sencillamente porque nunca se tocan asuntos tan sensibles sin própositos claros. Pero esta vez, ¿los políticos franceses no habrán ido demasiado lejos jugando con el fuego?

Un debate “urgentemente” necesario… ¿Por qué hoy y no ayer?

Eric Besson definió el “Gran debate sobre la identidad nacional” francesa como “urgentemente necesario”. Necesario sobre todo unos meses antes de las elecciones regionales francesas recuperadas en gran mayoría por la izquierda durante las últimas de 2004 y las últimas elecciones municipales, un par de semanas después de la llegada de Sarkozy a la presidencia hace tres años. El UMP repite un método que funcionó perfectamente en 2007: recuperar el electorado del Front National, el partido de extrema derecha francés utilizando no tanto sus proposiciones de acción política pero sí sus ideas mediante provocaciones verbales y conceptos que discriminan siempre el inmigrante y sus descendientes. Los que se autoproclaman “derecha sin complejos” han sobrepasado un límite peligroso a nivel verbal y a nivel de la manipulación de la Historia con la instauración de este debate. Un debate que tiene como triste concepto la identidad nacional, concepto que remite a tiempos pasados muy oscuros de Francia como de otros países.

¿Identidades?

Llama la atención el hecho de que tan pocas veces esta identidad se haya concebida en el debate como plural. Muy pocas veces se habló de identidades. Se puede entender la voluntad de definir las cosas cuando están conformes a la realidad de una manera mucho más honesta. Definir una sola identidad, en los términos usados durante este debate, no puede ser más lejos del cotidiano de los franceses. Define lo que es ser francés, pero un solo tipo de francés. En un país con una historia de mestizaje antigua de ya varias generaciones. Este “gran” debate no es necesario. Es inútil. Es peligroso. Estamos viviendo tiempos en los que un gobierno en el nombre de la nación se otorga el derecho de definir lo qué es ser francés, obviamente un buen francés, estigmatizando lo que no lo es. Recuerdos rancios y poca memoria histórica. Si ya sabíamos que la nueva clase política, los tecnócratas de derecha sin complejos, faltaban totalmente de juicio sobre su realidad y de cultura en general, da mucha vergüenza, hasta miedo, considerar los conceptos y símbolos históricos con los que están jugando. Otra vez, la Historia sólo se resume en argumentos manejables para servir intereses políticos, pese a lo que remiten, pese a las heridas una y otra vez abiertas y que, a este paso, no se van a poder cerrar.

Un racismo claramente orientado

Suscitó muchas protestas por parte de la población, de intelectuales y de políticos de todos bandos (Le Pen está encantado). Muchas regiones y municipios se negaron a organizar el debate y los que lo hicieron contaron con poca participación. El sitio Internet no recibió tantos testimonios como se esperaba. Lo que puede confortarnos de una parte. Pero de otra, la poca participación contó con una mayoría de comentarios racistas básicos, claramente en contra los inmigrantes África del Norte y sus descendientes, y en contra del Islam en general. Lo que se presentaba (de una manera que no se puede calificar de otro modo que populista) por Besson, como un debate optimista y constructivo se convirtió, como se podía prever desde el principio, en una estigmatización de cierta población de parte de los “buenos franceses” (cuando irónicamente estos a menudo tienen antepasados, abuelos, padres extranjeros como muchos de los franceses de hoy). Un debate basado sobre el miedo del otro, funcionando en el fondo como el voto útil: si te niegas a participar en un debate nauseabundo, los otros hablaron por ti… Una provocación más de los que tienen perfectamente conciencia de las consecuencias de sus acciones y palabras pero que las siguen usando, pretextando enfocar el debate sobre los verdaderos problemas. Porque parece que mejor vale el éxito a corto plazo que preservar la paz social a largo plazo. Hoy en día, se acabo el debate y Eric Besson espera los resultados. ¿Y luego, qué?¿Cuáles serán las medidas para ejercer un control identitario? La Historia tiene también ejemplos de esto. Y son tristes. Esperaremos hasta el próximo 4 de febrero para saberlo, y ver en un futuro cómo estará Francia, con sus poblaciones cada vez más marginalizadas, cada vez más irritadas de serlo… “Qui sème le vent récolte la tempête”.

Como ilustración os propongo una entrevista (en francés) del filósofo y psicoanalista Miguel Benasayag, comentando la llamada del colectivo “Un día sin inmigrantes: 24H sin nosotros”, y su innovadora iniciativa: ¿Qué pasaría si durante un día, todos los inmigrantes y descendientes de extranjeros dejarían de existir, de participar en la vida ciudadana, de trabajar, de consumir? Respuesta, el 10 de marzo, esperando que seamos numerosos en desaparecer para volver mejor…


1 comentario:

julio dijo...

Creo que Francia igual que otros paises debería aceptar que muchas veces la identidad esta muy marcada por su historia,los inmigrantes que ayudan a llevar un país ,la mezcla de culturas y el enriquecimiento de la sociedad. Debería abrir la mente y si de verdad quisiera defender la identidad nacional tendría que tratar de dar a las personas que viven en su país razones para no emigrar.