La editorial Sexto Piso publica Dibujos y fragmentos póstumos, de Charles Baudelaire, título del
que podéis leer un fragmento aquí.
«Es sabido que
la gran pasión de Baudelaire fueron las imágenes: las plasmó en poemas
perdurables, las coleccionó, fue amigo de pintores, fue crítico de arte,
deambuló infatigablemente en galerías y museos. Pero casi nadie sabe que esa
pasión, a tal grado grave y urgente, lo llevó a tomar pinceles y colores para
liberarse de las imágenes que asediaban su mente. Sus dibujos, luego de azares
diversos, se extraviaron o quedaron dispersos en colecciones públicas y
privadas. Por primera vez se reúnen todos en un solo volumen. El amante de las
imágenes descubrirá que Baudelaire fue, junto con Manet y Guys, el más claro
ejemplo del pintor de la vida moderna: un hombre que se entregó a la belleza
efímera y eterna, un dandy en la ruina, un héroe, un niño, un poeta. Junto con
los dibujos, el lector encontrará una serie de fragmentos que Baudelaire
escribió poco tiempo antes de morir, enfermo, en la miseria, pero con una fe
inquebrantable en la poesía y en la belleza.
Cuando Nietzsche
leyó en 1888 los fragmentos póstumos de Baudelaire, un escalofrío recorrió su
cuerpo, se reconoció en ellos, y dijo sentirse en presencia de un libro con el
poder de transformar el siglo. Sin embargo, nadie lo escuchó. Los fragmentos
fueron olvidados. Esta es la primera traducción completa y directa de los
manuscritos. No existe, ni siquiera en francés, una edición con estas
características. En 1866, un año antes de su muerte, Baudelaire preguntó a
Sainte-Beuve –pero era una pregunta dirigida a nosotros, y a todo tiempo
futuro–: « ¿Acaso hay alguien, entre estas personas, que sienta verdaderamente
la fulguración o el encanto de una obra de arte?». Quien abra este libro, quien
lea estas páginas, sentirá entre sus manos ese fulgor, y su vida permanecerá
por siempre en las regiones terribles y mágicas de las obras de arte.»
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