Hace años
los recuerdos se guardaban en baúles y álbumes de fotos almacenados en
estanterías y desvanes. Ahora, muchos de nuestros momentos más importantes los
tenemos clasificados en archivos y carpetas, preservados del polvo y el olvido
dentro de nuestro ordenador. Pero siempre queda la duda de si será suficiente
con una copia de seguridad así que, antes de que el sistema haga crack y la
mala suerte borre los recuerdos, en Ediciones Chelsea
hemos decidido pasar a papel esos “documentos”.
Susan Sontag
cuenta con gran humor, en un ensayo sobre Godard, una reveladora anécdota sobre
la forma de hacer del cineasta francés. En el Festival de Cannes polemizaba con
un compañero de profesión algo mayor que él y, sin duda, mucho más
academicista: «Por lo menos admitirá, monsieur Godard, que es necesario que sus
películas tengan principio, nudo y desenlace». A lo que el joven realizador de
la Nouvelle Vague respondió: «Por supuesto, por supuesto… Pero no
necesariamente en ese orden». Jean Luc Godard tiene su propio sentido de la cronología.
Nunca cuenta todo, más bien dosifica la información, es un maestro de la
elipsis; a veces repite elementos banales, a veces omite detalles que para
otros serían básicos. Usa fragmentos de tomas, los yuxtapone, muchas veces sin
un orden riguroso, y no busca contar una historia a la manera tradicional. Sus
películas, más que desarrollar una trama, hablan de sensaciones, de
impresiones, de estímulos.
En Chelsea somos
muy fans de “monsieur Godard” y decidimos diseñar esta colección siguiendo sus
enseñanzas. Invitamos a algunos de nuestros músicos favoritos a bucear en sus
ordenadores a la búsqueda de cualquier texto o imagen que se pudiera incluir en
este particular glosario: colaboraciones en prensa musical, letras de canciones
inéditas, notas promocionales, diarios de gira o de grabación, escritos
fundacionales de proyectos musicales, cartas de despedida, mensajes a los fans,
a las novias o a productores esquivos, fragmentos de entrevistas, notas de
contraportadas para bandas amigas, fotos curiosas, poesías, entradas de blogs,
comentarios hechos en foros y hasta la lista de la compra si ésta fuera
significativa. Todo entra, todo nos interesa para articular este formato que
sentimos nuevo.
Iniciamos la
colección con tres músicos fundamentales para entender la escena alternativa
que se ha desarrollado en este país en los últimos veinte años: Fernando Pardo, Felipe Spada y Alex Cooper.
Más allá de las evidentes diferencias en las propuestas estilísticas de cada
uno… ¿Qué tienen en común estos tres artistas? Pues, sobre todo, que han
consagrado su vida a la música como acto vocacional, no porque no sean capaces
de hacer otra cosa. Los tres pertenecen a una generación para la que la música
ha sido más que importante, los tres utilizan su creatividad para redefinir sus
personalidades, ya sea para hablar de amor, de compromiso, de dolor o de
desorden emocional. Una forma de vida, una manera de expresarse, una cultura.
Tres actitudes diferentes, pero las tres incontestables. Influyentes,
inspiradoras.
(Fuente: agencia)
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